Ayudar a Aprender

Hola, ¿cómo están?

Hoy quiero hablarles de la inteligencia emocional. A veces me queda la sensación que es un término muy utilizado en este siglo XXI, y sin embargo no sabemos qué es, y cuándo somos emocionalmente inteligentes.

El concepto aparece en la década del ´90 -cabe aclarar que en la década anterior (en los ´80)- Howard Gardner desarrolló su teoría de la inteligencia múltiple –eso lo conversamos otro día-, y dentro de esta teoría encontramos la inteligencia interpersonal, es decir cómo me vinculo e interactúo con los demás; e intrapersonal -lo que sé de mí, de mis sensaciones y emociones-.

Salovey y Mayer (psicólogos estadounidenses) toman este concepto de H. Gardner y desarrollan el concepto de IE, Inteligencia Emocional.

Definen la IE como: la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones.

Años más tarde Daniel Goleman (psicólogo) escribe la obra “Inteligencia emocional”; por esto, muchas veces se cree que es este autor quien desarrolló el concepto.

El Dr. Goleman ha dedicado su vida a investigar sobre cómo una persona puede aprender a ser emocionalmente inteligente.

Entonces…

Hoy sabemos que una persona puede tener un alto coeficiente intelectual , pero si no ha aprehendido y desarrollado su inteligencia emocional, es poco probable que pueda mostrar esto que sabe; o quizás pueda hacerlo, pero lo realizará a costa de mucha exigencia, lo que le traerá aparejado – seguramente- dolores psíquicos y físicos.

Sí. Para vivir, relacionarme, trabajar, tener una vida en bienestar necesito aprender y saber sobre mí, sobre qué siento, cómo puedo expresar de una manera adecuada esto que siento y también necesito vincularme socialmente, ser asertivo, escuchar a los/as otros /as.

  • Es tan importante decir, como saber cuándo no decir
  • Es tan importante hacer, como saber cuándo es mejor no hacer

Cuántas veces, después de hacer algo, nos damos cuenta que quizás nos hubiésemos evitado muchos problemas con el solo hecho de controlar nuestra conducta; porque podemos controlar nuestra conducta!

A veces utilizamos frases tales como “yo soy así”, “entendiendo que no puedo cambiar o mejorar”. Sin embargo, si queremos: podemos mejorar! De esto se trata ser emocionalmente inteligente. Darme cuenta que necesito mejorar para vincularme mejor, para aprender a escuchar, para aprender a saber qué siento.

Incorporar el aprendizaje emocional –hoy- es necesario, no tendrá las mismas posibilidades quien tenga este aprendizaje que quien nunca haya aprendido sobre sus emociones, porque somos seres emocionales.

La emoción se da en el cerebro. Cuando sucede un acontecimiento externo o interno (pensamiento), el cerebro recibe esta señal, lo interpreta; y nosotros sentimos en el cuerpo una señal neurofisiológica, y lo transformamos en sentimiento, lo expresamos y actuamos: realizamos una conducta, es decir hacemos algo con eso que sentimos.

Un ejercicio para comenzar a entrenar nuestra inteligencia emocional:

Anota qué sientes cada día: elije un cuaderno, anotador electrónico… y comienza a escribir lo que sientes y a identificar cuál es la señal neurofisiológica que te envía tu cerebro; es decir dónde lo sientes. Ejemplo: cuando siento miedo, a mí me transpiran las manos, es importante que lo identifiques y escribas.

Al cabo de una semana o de unos días (si lo haces diariamente), léelo y vas a sorprenderte de cuánta información  sobre ti mismo tienes.

Este ejercicio también podemos utilizarlo con estudiantes. Aquí me parece importante hacer una aclaración: cuando hablamos de educación emocional no estamos diciendo de programar actividades para el aula. Aunque podemos utilizar recursos didácticos para aprender sobre nuestras emociones, programar estas actividades no es condición necesaria.

Es importante identificar esta creencia y comprender que -en realidad-, la educación emocional no se planifica, se siente, se transita y se aprende.

Siempre lo mejor es empezar por mí mismo; como dice John C. Maxwell: “no puedes dar algo que no tienes, no puedes compartir algo que no sientes”

También es importante aprender sobre  los estados emocionales, ya que se contagian. , cuántas veces nos pasa que nos sentimos bien y comenzamos a hablar  con alguien, nos mimetizamos en su estado emocional y pasamos a sentirnos mal.

¿Cómo percibo los estados emocionales?

Calibrando; es decir sentir más allá de lo que estoy viendo, observando las posturas corporales, escuchando qué me dicen y cómo me lo dicen, y también aprendiendo a escuchar qué digo, y cómo lo digo.

¿Cómo puedo salir de un estado emocional negativo?

Puedo preguntar, por ejemplo, “¿qué pasa que te sientes así?” o -si estoy con un grupo- “¿qué sucedió hoy?” Y… escuchar. (Si, siempre digo que en ocasiones también puedo retirarme de la conversación o grupo).

Cabe aclarar que en situaciones de aprendizaje no es la solución huir, sino hablar y hacer consciente lo que se percibe.

Gracias por leerme! Si crees que a alguien más le puede servir, compártelo.

Lic. Susana Kunzi.

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